Por Genoveva Rodríguez-Castañeda
Se acerca el día del padre y reflexionamos lo importantes que son los papás en nuestras vidas. Hayamos tenido un buen padre o no, nos impactan grandemente. La relación que tienen los padres, influencia la relación que la persona tendrá en sus propias relaciones futuras y de cómo manejará las situaciones en su propia vida. El tipo de padre que se llegará a ser, o que se es, está marcado por el tipo de padre que se tuvo (ya sea este el padre biológico o la imagen paterna que se haya tenido). Para los hijos hombres, el padre puede ser el modelo a seguir y qué tan sociable llegarán a ser. Para las hijas mujeres, la relación con el padre puede impactar la seguridad en sí misma y el sentido de identidad, especialmente en la adolescencia. Para ambos, la relación paternal enseña el poner límites a las otras personas y en aprender a valerse por sí mismo. Todas, herramientas importantes en la vida.
En Esperantza hemos escrito mucho sobre auto cuidado, pero no le hemos dado tanto espacio a hablar de algo que es un gran tabú en nuestra cultura: La salud mental en hombres. En este mes que muchos celebramos a los padres, queremos aprovechar para hablar sobre este tema y tratar de motivar a que se empiecen diálogos en las familias sobre cuan importante son las emociones y la salud mental.
Queremos empezar aclarando que nadie controla las circunstancias, ni la cultura en la que nos desarrollamos, pero sí podemos tener control sobre cómo reaccionamos ante esa cultura. Vivimos en un mundo capitalista, que para producir necesita que los hombres repriman sus emociones, no se quejen, trabajen y provean de bienes al hogar. Todos de alguna forma somos parte del sistema que apoya a que hijos, hermanos, primos, novios, esposos, padres, alumnos y compañeros de trabajo repriman sus emociones y carguen principalmente con la obligación de proveer.
Muchas veces somos los primeros en juzgar a un hombre pasando por un momento duro en el que no provee o que de tanta presión desarrolla enfermedades como el alcoholismo o empieza a depender de drogas para rendir mejor y aguantar, catalogado como un mal - padre, hijo, hermano o profesional. También tristemente somos los primeros en enseñarle a nuestros hijos, esposos, y familiares que no hay espacio en nuestra vida para sus emociones. Pero antes de adentrar en el tema aclaremos algo, dar espacio a las emociones como la rabia, la tristeza o los celos no quiere decir que estamos dando espacio a acciones que ellos tomen como consecuencia de tener esas emociones. Pongo un ejemplo, nuestro hijo siente celos de su hermano. Está bien darle espacio para que diga estoy celoso, es recomendable preguntarle en que parte del cuerpo siente los celos, preguntar ¿De qué color son los celos? o ¿Qué tipo de monstruo pintarías y le llamarías celos? Pero no está bien que llegue a pegarle a su hermano bebé como consecuencia de esos celos.
Estas actividades son muy importantes en especial para las que somos madres o trabajamos con niños. ¿Por qué es más importante con niños que con niñas? Porque si lo piensan, la sociedad, la familia, su alrededor, no les dará espacio a sus emociones, no les abrirán tantas oportunidades para identificar lo que sienten. Somos nosotras a veces las únicas personas en sus vidas con las que podrán hablar sobre sus emociones y explorar las razones por las cuales se sienten de una forma u otra. Lo lindo es que al hacer este tipo de exploración interna, aprenderán a identificar lo que sienten y lo que lo provoca, habilidad que muy pocos hombres desarollan.
Con los adultos es un poco más difícil, pero la esencia es la misma. Abrir oportunidades para que identifiquen y profundicen lo que sienten. Aquí hay que dejar claro algo, nosotros no tenemos dominio sobre nuestras emociones, ellas llegan y todos tenemos derecho a sentirlas. No son buenas, ni malas... sólo son. Pero sí tenemos dominio sobre lo que hacemos con nuestras emociones, de cómo accionamos ante ellas. Así que por ejemplo, si tu hombre está celoso, darle espacio a sus emociones es preguntar cómo se siente, en qué parte del cuerpo siente los celos, qué otras emociones tiene asociadas a los celos, etc. NO incluye darle espacio, perdonar o aceptar ninguna acción de violencia hacia ti por los celos que le provoca. ¿Notas la diferencia? En resumen ellos tienen derecho a sus emociones, para que les puedan dar una salida sana, deben reconocerlas y nombrarlas. Nadie tiene culpa de las emociones que siente, pero sí de las acciones que toman como respuesta.
La vez pasada llamó mi hijo a su papá para decirle que estaba preocupado por un litigio que tienen contra él por un choque automovilístico en el que él iba conduciendo y seis años después no está resuelto. Mi esposo le dijo" "no pierdas el sueño con eso, ni te preocupes, ya vas a ver todo se solucionará". ¿Buena respuesta cierto? Pues la verdad es que no, este tipo de respuestas en las que le decimos a la otra persona como sentirse no ayudan a identificar con lo que estamos sintiendo, no nos validan lo que sentimos y nos hace callar. El mensaje implícito (aunque no sea la intención) fue: calla tus sentimientos, hazlos a un lado y continúa con tu vida.
La alternativa hubiera sido hacerle preguntas sobre su angustia. Preguntas como: ¿Ocupa gran parte de tu día pensar en esto? ¿Te está quitando el sueño? ¿Te está afectando el apetito? ¿Tienes miedo de las posibles consecuencias? Todas estas preguntas, hechas con tino y con el espacio de silencio adecuado, le hubiera dado el mensaje a mi hijo de que su papá lo escucha y le da espacio a que explore esa angustia.
Recordemos que la sociedad en la que vivimos ya les dicta que para ser exitosos necesitan enterrar sus emociones y trabajar para mantener a la familia. No llorar porque eso es sólo permitido para mujeres o para los débiles. No tener miedo porque ellos por ser hombres son los que deben proteger a los demás. Nosotros no tenemos control sobre lo que la sociedad y nuestros antepasados (incluyendo la generación de nuestros padres) les imponen, pero si tenemos control sobre el espacio que podemos abrir para permitirles sentir, reconocer y validar sus emociones.
Hay muchas frases que decimos para callar los sentimientos de los hombres, pongamos atención para que podamos parar de usarlas y cambiarlas por preguntas que les permitan explorar lo que sienten. Al poder explorar sus emociones los apoyamos con formas sanas de enfocarse en el amor propio y es una de las formas más lindas de demostrarle a los hombres en nuestras vidas que los amamos.
¿Qué tipo de vocabulario debemos enseñarles a usar?
Ahora en la mayoría de las aulas les dicen me siento… y deben poner un emoticono. Es importante enseñarles a nuestros niños a nombrar lo que sienten. Hacer en casa una versión de esto para toda la familia, nos ayuda a comprender como nos sentimos y cómo podemos apoyarnos. No asumamos que todo esta bien.
¿Qué tipo de frases debemos evitar?
En general, evita decir toda frase que indique lo que deben sentir.
Hay frases que usamos en la vida cotidiana o dichos dañinos que van en contra de promover la salud mental en los hombres.
Revisemos algunas de estas;
No te preocupes. Esta es quizá una de las frases más comunes. Si alguien tiene ansiedad, o te dice que algo le preocupa, no vale de nada decir: "no te preocupes". La persona ya se está preocupando y recordemos que uno no tiene control sobre sus emociones. Está buscando una solución hablando sobre ello. Al tu decir no te preocupes le envías un mensaje que primero desvalida lo que siente y segundo no le permite explorar por qué se está preocupando.
La ropa sucia se lava en casa (no cuentes nada de lo que te molesta y que está pasando, aquí dentro de la familia lo resolvemos todo, cuando la mayoría de las veces necesitamos justamente a alguien que nos de su perspectiva estando afuera de los problemas que vivimos). Es cierto que puede dar verguenza hablar sobre lo que no va bien. Pero muchas veces las mejores amistades que hacemos es precisamente por que logramos ver que teniamos algo en nuestras familias que no estaba bien.
No seas … (indicativo vulgar para sugerir que es menos hombre). Escuchar esto cuando un hombre está experimentando tristeza es de lo mas tóxico que hay. Le envía un mensaje a la persona que el alcoholismo, uso de drogas y hasta quitarse la vida para ahogar las emociones de tristeza, estaría mejor que perder su imagen de hombre viril.
Ya no llores, los hombres no lloran (o sólo las niñas lloran, sólo los bebés lloran, pareces un bebé cuando lloras, es feo cuando lloras o la frase de mi mama: guarda esas lagrimas para cuando me muera). Este tipo de frases le roban a los hombres una de las herramientas más importantes que tenemos, la de “lavar el alma”. Científicamente llorar por períodos largos libera oxitocina y opioides endógenos (endorfinas). Estos químicos nos ayudan a anestesiar el dolor físico y emocional, de forma que sentimos menos dolor. También, hace que las personas que están cerca tengan empatía y se acerquen a apoyar al que llora. ¿En serio queremos robarle a los hombres esta herramienta natural que genera empatía?
¿No es nada o No es para tanto? De nuevo, este tipo de frases intentan decirle a la otra persona cómo se debe de sentir. Cuando nadie tiene control sobre las emociones y todos tenemos derecho a sentirlas y a darles su lugar, ellas son como el agua en un barco, vienen y van. Algo que no es nada o no es “para tanto “para nosotros puede ser un abismo para la otra persona. Aprendamos a dar espacio para las emociones de los hombres y respetar lo que las otras personas sienten. Nos gustaría a nosotros mismos que nos validaran lo que sentimos también.
Empezamos a hacer los cambios cuando nosotros mismos nos permitimos sentir. Las mujeres tenemos más avenidas para explorar lo que sentimos, con amigas o porque se nos socializa para eso. Pero pocos hombres tienen la oportunidad de hablar sobre sus sentimientos y sobre sus traumas.
En Esperantza tenemos terapeutas que se enfocan en hombres y en su salud mental. Si tu eres un hombre que reconoce que necesita apoyo o si conoces a alguien que se identifica como hombre que está buscando apoyo, cuéntale sobre Esperantza y los psicólogos que tenemos para apoyarle.
¿Por qué es importante?
Porque muchas veces las actitudes de los hombres que les hacen daño a ellos mismos o a nosotros, son consecuencias de traumas para los que no han tenido el apoyo de sanar. Un ejemplo que escuchamos de una psicóloga que colabora con nosotros, sobre un adolescente de 18 años que tenía problemas de conducta en la escuela, mucha agresión, pleitos en la escuela, su mamá no sabía qué más podía hacer para ayudarle. Su rebeldía estaba fuera de control. Llegó a trabajar con arte terapia y en su proceso de pintar empezó a llorar y repetir: "es mi culpa". Cuando él tenía 4 años él y su familia vivieron un asalto en auto que casi mata a su padre. El niño que iba dormido, despertó con los balazos y llevaba 16 años de cargar con la culpa de estar dormido y no poder defender a su padre de los balazos. La psicóloga lo contuvo y le dijo que no es su culpa, que le hubieran podido haber lastimado a él al estar despierto. Que él era sólo un niño ante un peligro muy grande. El adolescente pudo seguir adelante, sin más problemas de conducta, resultó ser un adulto muy tierno. Como esta historia hay millones de historias de hombres, que cargan con los traumas como piedras en su mochila y siguen adelante, pero con problemas de conducta o con enfermedades que no encuentran como manejar.
Asi que, abramos esos espacios en nuestras familias, con nuestros hijos y esposos, hermanos y amigos. Cambiemos estas historias que nos beneficiarán como individuos y como sociedad.
Feliz día del padre y recuerden que nunca es tarde para hacer cambios y vivir mejor.
Fotografia de la portada por José Monzón, en Guatemala.
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