Por: Genoveva Rodríguez-Castañeda
No quiero escribir algo que haga que ninguna persona que se identifica como mujer a sentirse mal por su forma de ser o por su físico. Por lo contrario, quiero contarles mi camino de aceptación de este vehículo (mi cuerpo) en el que vivo y que me lleva a disfrutar la vida. Cuando empezamos a ver a nuestro cuerpo como un aliado, no como un enemigo, empezamos a caminar en el camino adecuado hacia la salud.
Para mí, el camino empezó cuando llegué a tocar fondo con COVID-19. Subí de peso hasta que dije ya no más, mi tiroides estaba agrandada con nódulos y tuve que operarme y retirarme la mitad. Muchas noches de insomnio y una voz criticona, archienemiga, que fui cultivando a través de los años. Esa voz que me dice fea, despeinada, fachuda, haragana, golosa, etc. Los factores externos tampoco ayudaron a mi salud: el aislamiento, el estrés de tener a un esposo en duelo por la orfandad de sus padres que fallecieron con poco tiempo de diferencia, el estrés de mi hijo y la escuela en casa. Cada una de estas situaciones me hizo pensar que era hora de cuidarme, de ponerme como prioridad. Hablé con nuestra nutricionista Silvana Bassano y la contraté para que me ayudara a mí y a mi esposo. Empezamos juntos este camino de autoconocimiento y autoconciencia, al mismo tiempo que aprendimos a comer mejor. Cuando haces tu cita, lo que se te pide desde el inicio es un compromiso, a largo plazo contigo misma. Ella trabaja con paquetes y nosotros empezamos con 6 citas, lo que sé que es una inversión fuerte. Al mismo tiempo, no te ofrece un determinado número de libras que bajarás en dos meses.
Entonces, te preguntarás, ¿por qué pagar un paquete de citas desde el principio? Te lo voy a resumir aquí:
Recibirás mucho más de lo que el dinero puede comprar.
Yo recibí compañía. Encontré a alguien lista para escucharme y compartir su vida conmigo. Recibí a veces una llamada amorosa y a veces una que incluía un jalón de orejas. Todo con palabras que me recordaban lo que me motiva a regresar a mi camino de cuidarme, nutrirme y sí bajar de peso, pero más que eso tomar las riendas de mi vida, de cómo me alimento y de mi salud. Y sí, hay veces en las que uno no quiere escuchar o leer uno de sus mensajes. Pero esa voz y presencia hace la diferencia entre quedarse de brazos cruzados o empezar a hacer algo por nuestra salud. Silvana promete acompañarte y actuar como tu conciencia en los momentos más duros de tu vida, para que en vez de caminar a ciegas o solo, sin darle tiempo a tu cuerpo y a tu salud, empieces a ordenar tus pensamientos, entender los sentimientos que ahogas en la comida y a tomar conciencia.
Bueno bonita pero, ¿Cuánto peso bajaste al final? Te estarás preguntando. La verdad no te lo voy a decir. Habrá gente que baja 50 o 100 libras trabajando con ella. Yo no voy en el highway de bajar de peso, no tengo una boda, ni un vestido bonito en qué encajar. Este no es un blog con foto de antes y después, porque en hacer eso deshonraría a la mujer que fui e hizo lo mejor que pudo para sobrevivir ese tiempo de estrés. Sé que allí voy en el camino, que con su ayuda empecé a recorrer. Sé que tengo una vida, llena de sueños y de actividades en la naturaleza que aún quiero vivir. Sí he bajado de peso, pero también he ido encontrando mi ritmo, para hacer ejercicios, para comer y dejar de comer.
Silvana con mucha compasión me tomó de la mano y me apoyó a realizar el trabajo duro para tener una mejor relación con lo que como y con mi actividad física. Comprendí y acepté todo lo que ignoraba al comer y tomar sin medida. Ahora voy aprendiendo a caminar sola, tratando de vivir consciente y despierta a las oportunidades de la vida. Si no te preocupa engordar por cómo te ves, te felicito es un gran paso. Igual déjame contarte que a mí me ha dado mucho gusto ver como mis músculos han ido creciendo y he ganado fuerza. Hace como dos años fuimos a Yellowstone National Park y me faltó el aire al subir las gradas para ver los géiseres. Fue tan serio que mi esposo tuvo que correr a traer mi medicina para el asma. Ahora me sorprendo subiendo gradas y cuestas sin que me falte el aire, poder perseguir a mi hijo y a mi perro sin miedo a no poder seguirles el ritmo. Piénsalo... tal vez esto es por lo que debemos tomar más conciencia sobre lo que comemos, por una vida menos limitada.
Así que no tengo cuerpo de modelo, ni de deportista, que te venda la idea de comer mejor. Lo que sí tengo es el cuerpo que me lleva a donde quiero ir. Luego de tener una terrible autoimagen, he ido logrando poco a poco verme en el espejo con ojos bondadosos, puedo escribir sobre salud y verme saludable sin llegar a tocar temas complicados con los que he luchado por más de treinta años: autoimagen, presiones sociales, y dietas.
Sigo procurando el equilibrio entre nutrirnos con alimentos que nos hacen bien, movernos por placer y una vida saludable y tener autocompasión por nuestra falta de tiempo, por nuestro cansancio acumulado y estrés.
Reconozco lo difícil que es bajar de peso y cuidarnos de enfermedades crónicas, cuando se nos vende comida con azúcar en el 90% de los productos del supermercado. Cuando la lucha de darles una mejor vida a nuestros hijos hace que trabajemos duro, dejemos de dormir o descansar. Empiezo a contemplar el concepto de que para darle una mejor vida a mi hijo, tengo que empezar por enseñarle a vivir mejor. Y para poder enseñarles a vivir mejor, primero yo debo vivir una vida más equilibrada.
Para resumir, ¿Qué he aprendido en este año?
Que no hay un formulario, análisis o cambio mágico, para lograr una vida con más salud. Que no es tan sencillo como controlar las calorías y vivir con la idea de que haces ejercicio hoy para poder comer doble porción en las fiestas.
Que nuestras hormonas tienen mucho que ver con el peso que retenemos y el peso que perdemos.
Que necesitaba a una persona que me escuchara y me pudiera dar luces para cambiar mi programación mental de negatividad y conformismo, a ver cada día como un regalo en el que el ser feliz está en el trabajo que hacemos hoy dentro de nosotros para ser felices.
Que necesitaba agregar más vegetales verdes a nuestras dietas. Sí... y se los digo a todos, los veganos incluidos. ¿Por qué? Porque, en vez de comer soya transformada en cuanta comida se le ocurre al mercado; la diversidad de vegetales, hierbas y legumbres nos da las herramientas para llevar una vida más saludable.
Que los cambios duraderos toman tiempo. Que está bien tomarnos el tiempo, pues aún si es cierto que “time is money”, amarnos es invertir en nosotros y la mejor manera de invertir en nosotros, no es solamente pintarnos las uñas o ir al salón de belleza, si no el darnos tiempo a nosotras mismas para conocernos, para alimentarnos y para hacer cosas que disfrutamos.
Para mí, el paso de contratar a Silvana fue importante. Sé que el compromiso de pagar las seis citas fue el primer susurro a mí misma de que comprometerme a recibir apoyo para mejorar mi vida y mi salud valen la pena. El peso que empecé a bajar hace un año no lo he vuelto a subir. Los buenos hábitos de hacer más ejercicio, comer más vegetales verdes durante el día, ya son parte de mi diario vivir. Todo esto en medio de pasar momentos duros en los que tuve que cambiar mi estrategia. En lugar de tragarme en comida lo que sentía, me ha tocado empezar a hablar, salir a caminar y encontrar autocompasión. Y allí voy, encontrando a mi niña interior, enseñándole lo bella que siempre ha sido. Amándome y amando a mi familia a través de procurar salud a través de lo que cocino y alimento a mi familia.
Así que, si estás cansado de las dietas de corto plazo que te ilusionan con bajar de peso, pero luego regresas a pesar lo mismo o más que antes; si tienes problemas de salud como la diabetes o el colesterol alto, en vez de empezar con metas que sabes durarán poco, te animo a hacer una cita con Silvana Bassano.
" Ella es una persona con mucha empatía que sabe ponerse en tus zapatos y acompañarte en el camino de aprender a darte lo que necesitas, para que no lo llenes consumiendo cosas que te hacen daño".
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