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El poder de volverte tu mejor amigo: cómo el conocerte y aceptarte como eres transforma tu vida.

Por Genoveva Rodríguez-Castañeda


"Usted siempre tiene amistades por donde va", me decía mi hermana. Para mí era muy fácil, hablar, jugar y establecer relaciones con personas ya sea estuviéramos en la escuela, una alberca o una fiesta. Las amistades son la familia que escogemos tener. Sobre todo esas amistades que nos conocen desde que éramos pequeños y con los cuales nos formamos como adultos, son espejos con memoria que te van reflejando todas esas etapas. Y en muchas instancias son la razón que cuando caes te levantas y vuelves a empezar.


Cuando leí la frase de Kirsten Neff, que nos insta a tener un diálogo interno de cómo le hablarías a tu mejor amiga, me puse a recordar en cómo he estado allí para mis amistades, con consejos, palabras de aliento, chistes y carcajadas, en comparación de cómo me trato a mí misma, me sentí muy hipócrita. Con curiosidad empecé a explorar, que va detrás de esta voz de capataz con la que me hablo. Esa crítica para la cual yo no soy lo suficiente, no me esfuerzo como debería, tener un desorden en mi casa, olvidar las cosas, perder mis llaves y celular por ser neurodiversa y hacer muchas cosas distintas a la vez, son inaceptables para esta voz. Me puse a pensar si yo le hablara así a mis amigas ya no me quedaría ninguna. Me puse a pensar en mi hijo, ¿será que le hago sentir inadecuado, así como me siento yo? Seguro que lo que no trabajamos lo pasamos a la siguiente generación, este miedo me hizo seguir el camino hacia la amistad más difícil de conseguir, la amistad conmigo misma. Mejor dicho, la amistad con todas esas partes que me dijeron de niña que están muy mal de mi misma.

Teniendo curiosidad compasiva, fui explorando todo esto y llegué a una niña pequeña con una gran misión de sacarme adelante. Una niña con un gran deseo de ser la niña buena a los ojos de su mamá y de su hermana, quienes siempre tenían algún correctivo y encontraban algo más en mi que derribaba todas mis buenas intenciones de hacer las cosas bien. Llegar como adulta amorosa y hablarle a la niña criticona y exigente como le hablaría a cualquiera de mis amadas amigas ha sido una de las experiencias más sanadoras de mi vida. El discurso fue algo así: logramos mucho gracias a ti generala Geno. Agradezco tu empuje y todas las cosas de las que me protegiste, pero ya no necesitamos empujarnos tanto. Ya llegamos a los brazos de mamá y su abrazo es un lugar cálido donde todo está bien, así como los brazos de ese nisperal que te aceptaba así, como sos. La niña generala Geno con tanta fuerza me vió, hizo un puchero y se deshizo en lágrimas en mi abrazo. Una niña no debería tener tanto poder en mi vida. Una niña no debería cuidar a unos padres adultos. Pero así sobreviví lo que me tocó vivir.

El truco ahora está en soltar, lograr relajarme y dejar que, como el nisperal, la naturaleza y mi madre, alguien más fuerte y grande que yo, me llene la necesidad de pertenecer a algo más grandioso. Para muchos, ser adulto es preocuparse de satisfacer sus emociones y sus necesidades. Para mí, ha sido más un proceso de dejar que mi familia, comunidad y naturaleza cuide de mí. También ha sido de amar compasivamente mis faltas, aceptarme como soy, con las cosas que no voy a conseguir por ser quien soy y para eso he necesitado, primero dejar pasar tiempo sin distracciones de trabajo, celulares música y cuanta cosa hago para no ponerle atención a mis necesidades. Segundo, mucha curiosidad compasiva, para amarme a pesar de la repulsión y las respuestas de necesitar tomar el control automáticas que me causa el verme tan vulnerable.



¿Qué me ha ayudado?

Tener momentos de reflexión, ya sea caminando por la naturaleza, o escribiendo en mi diario.

Recordar el amor que tengo por mis amigas y el deber que tengo de dármelo a mí misma.

Tener curiosidad para parar y pensar de dónde vienen mis sentimientos, o por qué reacciono de una forma o me salen las lágrimas.

El apoyo de mi psicóloga, quien sembró la idea de que mis reacciones automáticas vienen de un buen lugar, ya que me ayudaron a sobrevivir momentos difíciles pero que son reacciones que ahora no necesito.

Verme a través de las historias y comentarios de mis amigas, para cuando me ataca la generala decir, no es cierto. Gente que me ama y me conoce dice que yo no soy así.

Encontrar actividades físicas que me motivan a sacar mi agresividad de una forma productiva.

Verme en el espejo y encontrar a mi amiga, en vez de a la generala criticona. Agradecerle por ayudarme a sobrevivir los momentos dificiles de mi infancia, pero asegurarle que la capitana de mi barco soy yo, la adulta compasiva y que ella puede descansar en mi.

“Tu mismo así como cualquier otro en el universo entero merece tu amor perfecto” - Buda.

Mis relaciones personales más dificiles han ido mejorando poco a poco al volverme mi mejor amiga. He logrado aceptar las opiniones negativas de otras personas sobre lo que yo hago. Estoy segura que esta aceptación ha mejorado porque ya no tiene el peso de la autocrítica. Esto me ha permitido aprender a comunicarme mejor y a hacer las cosas de una nueva forma y poco a poco estrechar lazos de amor.

He llegado a un punto en el que me estoy conociendo sin máscaras, asi como soy. Al conocer más sobre mi esencia, puedo decirles que tengo una gran amiga a la que cada mañana me gusta decirle hola en el espejo.



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